¿Por qué un niño pequeño le pega a otro y qué podemos hacer?
Primero, mantén la calma. Sé que es difícil pero te va a ayudar a observar con más cuidado e identificar cómo mejor responder. Me parece que el adulto tiene tres tareas que hacer simultáneamente hasta ayudar al niño a superar esta fase. Considerarlo una fase es importante. No todos los niños pasan por esto, pero aquellos que lo hacen lo superan tarde o temprano. Sin embargo, lo que haga el adulto puede determinar que tan rápido y que tan fortalecido sale el niño de la situación. Las tareas del adulto, que como dije tratará de hacer simultáneamente, son:
1. Identificar la causa o raíz de la situación.
2. Enseñarle al niño que pegar a otros no es una conducta apropiada.
3. Hacer al niño sentirse amado.
1. Identificar la causa:
Es muy posible que te tome un tiempo ayudar al niño a superar esto, así que prepárate para que ocurra unas cuantas veces y cada vez que ocurra pregúntate qué lo puede estar causando y trata de identificar patrones. Una vez identifiques la causa, puedes hacer los ajustes necesarios. Si la causa es algo que no puedes cambiar, se te hará más fácil comprender al niño e interactuar con él de forma compasiva.
Algunas posibles causas:
Puede ser que el niño esté sobreestimulado, ¿ocurre siempre después de alguna actividad que podría estar causando sobreestímulo? Algunas causas de sobreestímulo pueden ser: televisión o uso de pantallas, comer demasiados dulces o demasiada azúcar, un ambiente con muchos otros niños o muchas personas.
Puede ser que el niño esté pasando por algún cambio grande como un nuevo hermanito o un divorcio que le haga sentir inseguro. También si es nuevo en una clase esto es un cambio grande que le puede causar inseguridad.
Puede ser que el niño esté simplemente buscando la interacción con otros niños y no sabe cómo jugar con ellos.
Puede ser que el niño quiera, como es natural, la atención del adulto y hace eso para recibir su atención.
Puede ser que el niño esté imitando a otro niño o a algún personaje en una película o programa de televisión.
Puede ser que el niño tenga mucha energía física que necesita gastar.
2. Enseñar al niño que pegar no es una conducta apropiada:
Para lograr esto hay que ser consistente y firme. Cada vez que el niño trate de pegarle a otro, detén al niño y de ser necesario aléjalo del otro, diciendo algo sencillo y claro como: “NO pegamos. Eso duele.” Debes dejar claro que pegar es inaceptable. Puedes simplemente sostenerle las manos para que no lo haga, o si sigue ocurriendo puede que sea necesario alejarlo de la situación por unos minutos: “Si pegas no puedes jugar con tus amiguitos.” (No poder jugar con otros es una consecuencia natural de no poder interactuar apropiadamente). Lo importante es dejarle claro que no es aceptable y mostrarle con tus acciones que no dejarás que le pegue a otros niños.
Mientras más calmado y tranquilo puedas estar al momento de intervenir mejor. Los niños sienten cuando estamos emocionalmente inestables y les hace sentirse inseguros. Si estamos tranquilos, sentirán que estamos simplemente mostrándoles qué hacer y cómo comportarse en grupo, y lo recibirán como una lección cualquiera.
También hay que darle la oportunidad de corregir sus acciones. Si observando te das cuenta de que, por ejemplo, el niño pega cuando quiere algún juguete que tiene el otro, enséñale con qué conducta puede reemplazar su acción. Modela para el niño e invítalo a usar tus palabras: “se dice: Juan, ¿puedo jugar con tu pelota?”. Si tuviste que alejarlo de la situación, pregúntale si está listo para regresar a jugar con los otros niños pero sé consistente, y si vuelve a pegar, vuelve a intervenir de inmediato.
Puede que sea necesario tener un adulto (ya sea un asistente, o el padre o madre) que pueda dedicarse a seguir al niño por un tiempo para observar e intervenir siempre que sea necesario, porque un maestro que esté ocupado en dar clases y de diez o más otros niños no podrá actuar con la inmediatez que se requiere.
3. Hacer al niño sentirse amado:
Para cualquier intervención de conducta es extremadamente importante que el niño sienta que el adulto que lo está corrigiendo lo ama incondicionalmente. No amas su acción cuando le pega a otro, pero amas al niño. Si el niño se siente querido será muchísimo más receptivo. Cada vez que tengas la oportunidad, fuera del momento del incidente, haz al niño sentirse querido ya sea con afecto físico, conversaciones, sonrisas y hasta pequeños chistes. Los niños se dan cuenta de que queremos lo mejor para ellos y por lo tanto a la hora de intervenir cuando estén haciendo algo que no deben, serán más receptivos.
Si todos los adultos que cuidan al niño se ponen de acuerdo y adoptan un enfoque similar, el niño pronto podrá superar esta fase.
Leili Hemmat es fundadora y editora de Tribu para transformar. Es licenciada en Educación Básica, y actualmente cursa una maestría en Currículo e Instrucción en Pennsylvania State University. Tiene experiencia enseñando en el nivel primario y facilitando cursos de entrenamiento para jóvenes de diferentes edades.
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